"Jamás había sentido esta tranquilidad... Durante los últimos días me encontraba excesivamente consternado, en la vida me había encontrado así. Hace unas noches cuando salí al bar que frecuentaba un viejo amigo, al que dicen llevé a la perdición, fui atacado por James Vane. Hermano de Sibyl que seguro vino a vengarse por lo que pasó con ella. Intentó dispararme, pero el hechizo del cuadro me salvó. Ahora me parece verlo en todos lados y ya casi no puedo dormir. No había salido de la casa en varios días pero esta mañana decidí hacerlo. Fuimos, junto con Sir Geoffrey, al club, de caza. No estaba emocionado mas bien preocupado. Todo iba normal, cuando una liebre pasó rápidamente por unas matas. Sentí algo extraño dentro de mí y grité: ¡No dispares, Geoffrey!. Él lo hizo. Entonces se oyeron dos gritos: el de la liebre y el de una persona. Todo ello me aturdió. Me encontré con la duquesa y con Harry, pero decidí volver a la ciudad. Cuando alistaba mis cosas vino a verme el guardia mayor, fue por él que me enteré de que el hombre muerto no era un ojeador, y que tenía un aspecto de marino. Me quedé asombrado y cuando dijeron que tenía un arma me dije: ¡James Vane...! Tomé un caballo cualquiera y me dirigí al establo, donde me dijeron que se encontraba el cadáver. Cuando le destapé el rostro al muero se me escapó un grito de alegría. Me quedé viéndolo un buen rato y en mi alma reinó una calma inmensa..."
jueves, 21 de febrero de 2008
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